miércoles, 25 de noviembre de 2015

Sobre la edición de Glas / Clamor, en español

La escritura como laberinto*
Jacques Derrida... ¿en los años setenta...?

Atreverse a publicar en español este libro de la primera etapa del filósofo francés Jacques Derrida (1930-2004), respetando al máximo las características de la edición original, es todo un acto de audacia. En francés, el libro se publicó en 1974 y tiene como título la palabra Glas, que literalmente significa “toque de muertos”, en alusión a las campanas que repican en esas ocasiones. A ello alude también, aunque de forma más abierta, la palabra elegida como título en español: Clamor.
La traducción, resultado del trabajo colectivo de un equipo universitario de investigación dedicado al pensamiento de Derrida, es muy buena, precisa y clara, a pesar de la complejidad del texto. Digo complejidad refiriéndome no sólo a la dificultad intrínseca de la escritura, sino también a las características formales del libro. Glas, o  Clamor, reúne dos libros en uno, en cada página aparecen dos columnas en tipografías diferenciadas, con un texto sobre Hegel a la izquierda, y otro sobre Jean Genet a la derecha. Por si esto fuera poco, en ambas columnas se van “incrustando” ocasionalmente notas, también diferenciadas tipográficamente, que cortan la continuidad de los textos. Y, además, las dos se presentan abiertas, sin comienzo ni fin. Obviamente, el trabajo de diseño gráfico y tipografía, a cargo de Joaquín Gallego, que respeta escrupulosamente el de la edición original, es otro aspecto a destacar.
Hay un único dato importante que es preciso advertir. La nota “Se ruega insertar”, que en la edición española aparece inmediatamente tras la cubierta, no iba en la edición de 1974, fue incluida por Derrida en la reedición de 1995, y con un formato diferente: un folio plegado en dos, y simplemente insertado en el volumen.
¿Por qué eligió Jacques Derrida esas características formales, tan insólitas…? En una entrevista, publicada en 1991 en la revista magazine littéraire, Derrida indicó que era para él “una manera de asumir prácticamente las consecuencias de ciertas proposiciones de De la gramatología [publicado en 1967] en referencia al libro y a la linealidad de la escritura.” Y es, en efecto, a eso a lo que se enfrenta el lector de Glas/Clamor: a dos textos que se modulan e interfieren entre sí, como en un espejo, utilizando la duplicación tipográfica como réplica y desconstrucción de la escritura, como cuestionamiento directo de su presentación lineal.


En consecuencia, es el lector quien debe elegir, sin que haya ninguna indicación, cómo ordenar la sucesión de la lectura: mezclando, yendo de unos registros textuales a otros, prestando atención a lo que se dice sobre Hegel o sobre Genet, a la vez, o uno tras otro. Según su propia formulación, Derrida transmite al lector la responsabilidad de identificar “el resto”, que pretende transmitir con esta escritura entrecortada y superpuesta. Una formulación en la que parece resonar la identificación de la poesía como “resto cantable” por Paul Celan, quien se suicidó en París en 1970 arrojándose al Sena.
Eliminar la secuencialidad, el carácter lineal del texto, da como resultado un flujo entrecortado, derivado de cruces y superposiciones, y es así como los sentidos no brotan de una argumentación continua, sino como resto o residuo. Con ello, con la presentación del texto como acumulación de voces y registros diversos, se pretende borrar la noción de autoría. Glas/Clamor es, en definitiva un experimento, un ejercicio de diseminación textual, en el que con la escritura cortada, con la interrupción y mezcla de los textos, se busca producir una especie de eco, toque de muerto, sobre el final del libro y la inviabilidad de la escritura lineal. Algo que en estos tiempos de diseminación del lenguaje en las redes digitales aparece incluso con mucha mayor intensidad que hace cuarenta y un años, cuando se publicó la edición original del libro.
¿Por qué Hegel/Jean Genet en el espejo de la escritura discontinua, desconstruida…? La fórmula elegida es citar y comentar. Sobre Hegel, a quien desde una aproximación a la pronunciación francesa de su nombre se asocia con la figura del águila, fluyen sus ideas acerca de la familia, la sociedad civil y el Estado, las aproximaciones y discontinuidades en torno al judaísmo, el cristianismo y los griegos de la antigüedad, las transiciones del espíritu entre vida y muerte. Sobre Genet, su exaltación sin límites del deseo, elevada a experiencia de santidad, su glorificación de “la verga de acero”, identificada con “la espada” o “la ganzúa”, su celebración de las flores, en especial de las rosas y los gladiolos. 

Jacques Derrida

En la entrevista antes mencionada, Derrida también decía que el objetivo del libro era tratar “seriamente ciertos temas, sin duda (la familia, el nombre propio, la religión, la dialéctica, el saber absoluto, el duelo – y algunos otros), pero yuxtaponiendo, columna contra columna, la interpretación de un gran corpus filosófico, el de Hegel, y la reescritura de un poeta escritor más o menos fuera de la ley, poco recomendable, Genet.” Y, eso sí, entre columna y columna se despliega como un hilo continuo el sonido, el eco, la reverberación, de la muerte inevitable. 
Me parece importante indicar que en este experimento de escritura discontinua resuena con particular intensidad la des-estructuración de la escritura, la multiplicación y superposición de registros lingüísticos diversos, que James Joyce lleva a cabo, particularmente en el Ulises, donde Leopold Bloom (“flor”, “floración”) comienza el día preparándose para ir a un entierro. En la columna Hegel (pg. 40), Derrida comenta: “La verdad –el pasado-pensado– es siempre la muerte (relevada, erigida, sepultada, desvelada, desvendada, desempalmada) de aquello cuya verdad es.” Y esto es, en definitiva, lo que fluye a todo lo largo de Glas/Clamor, un canto fúnebre, una exhortación lingüística sobre la inevitabilidad de la muerte: de la semilla y la generación a la familia, el establecimiento, la procreación, el declive y el fallecimiento.


* Jacques Derrida: Clamor. Coordinadores de la traducción: Cristina de Peretti y Luis Ferrero Carracedo; La Oficina, Madrid, 2015. 291 pgs. 

PUBLICADO EN: ABC Cultural (http://www.abc.es/), nº 1.209, 21 de noviembre de 2015, pp. 16-17.

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